Las Palabras Y El Respeto

Que puedo hacer para salir con un chico que me llamó estúpida. No fue en referencia a lo que estaba haciendo o pensando. Fue en referencia a quién era yo, como el nombre de su mascota. En vez de llamarme Lisa, con frecuencia me llamaba "estúpida". A pesar de que me molestaba y yo le llamaba la atención, deje que lo hiciera por más tiempo de lo debido, porque no era apropiado la primera vez que lo hizo, y mucho menos que siguiera haciéndolo después de un tiempo. 

Un par de noches atrás escuché a mi hijo de cuatro años llamando a su papá "tonto". Es lo mismo, él no estaba diciendo que su papá fuera tonto. Fue el hecho de nombrarlo tonto. Me encogí y le dije: "Bebé, eso no es bien. No llames tonto a papá, eso podría hacer que se sienta mal." Yo le corregí e incluso note las palabras que salían de mi boca, me di cuenta que lo estaba llamando, "Bebe", como si ese fuera su nombre. Hace poco estaba trabajando con una pareja en la que el se refirió a ella como "Linda". Fue un apodo que ella prefería en lugar de Ditsy. Él pensó que estaba siendo lindo. Ella pensó que era condescendiente y así fue. 

El respeto es nebuloso. Es difícil de definir. Sin embargo, es fácil sentir la esencia de ser respetados. ¿Qué hay en un nombre? Algo con gran importancia. Mis padres han estado casados ​​por 65 años. Mi madre se refiere a mi padre como "amor" como si fuera su nombre. Puedo contar el número de veces que le he escuchado llamarle Norman, por otro lado en los últimos cinco años él la ha llamado "Cariño". Cuando él está hablando con otra persona y se refiere a mi madre como "que bella mujer la mía." ¿Hay alguna duda de el hecho de que han estado juntos casi 65 años? No lo creo. Claro, podría ser más complejo que los nombres que se le dan a las mascotas, pero esos nombres dicen mucho acerca de cómo se relacionan el uno al otro y lo que sienten uno por el otro. Hace unas semanas tuve una sesión con un cliente que estába navegando por las aguas turbias de un divorcio. Por rutina, se refirió a su ex como "La Perra". Él era lo suficientemente caballero como para no hacerlo a la cara, pero detrás de su espalda ese era su nombre. Le inste a tomar conciencia de eso. Estuvimos de acuerdo en que iba a hacer una contribución caritativa de $ 5 cada vez que lo hiciera. Dentro de una semana recibí un correo electrónico con un recibo de contribución considerable a Kiva.org y una nota que decía: "Buen trabajo". Dos semanas más tarde en la sesión dijo: "Las cosas parece que se va sin problemas. No sé por qué. No sé lo que ha cambiado." Lo que hago. Las palabras tienen poder. Los nombres son aún más poderosos. Utilizarlos de forma racional y crearlos con cuidado.

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